viernes, 21 de enero de 2011

Una noticia

“El Gobierno podría incluir nuevas reformas para culminar la reestructuración financiera de las cajas de ahorro y recuperar la confianza de los mercados, que estarían destinadas a facilitar la entrada de capital privado en estas entidades y eliminar las trabas para que accedan a los mercados de capital, según un presentación del Frob a inversores internacionales”.

Es decir el Gobierno está apostando cada vez más por el Gran Capital, el responsable principal de la crisis mundial.
En qué se equivoca el Gobierno. En vez de primar el trabajo, los rendimientos del trabajo de las personas tanto físicas como jurídicas, prima el capital, de esa forma mientras el rendimiento del trabajo (subida de sueldo) se congela o incluso como en estos últimos tiempos se devalúa. El rendimiento del capital sigue activo e incluso se revaloriza.
Uno de los procesos que dieron lugar a la crisis es que los sistemas financieros agotaron su liquidez (dispusieran de dinero contante y sonante), lo que conllevó a hacer reformas de forma de éstos mantuvieran esa liquidez, una de las acciones que tomaron los Gobiernos fue subir el Euribor, la otra obligar a las entidades bancarias a no dar prestamos, con lo cual bajó el consumo, se produjeron impagos (con los consiguientes embargos), y aumentó el paro.
En vez de basar la salida de la crisis en el aumento de la presión fiscal sobre los rendimientos del capital, el Gobierno español no hace más que ceder a las presiones del Gran Capital para mantener o elevar los rendimientos del capital mientras congela o baja los rendimientos del trabajo.
Esto se traduce en que los ricos, los que disponen de dinero líquido serán cada vez más ricos mientras que los asalariados seremos cada vez más pobres.
Tenemos que invertir esta tendencia, si el Gobierno español en vez de procurar mantener el rendimiento del capital bancario hubiera atajado la especulación de suelo urbano, la especulación de intermediarios en las compra-ventas de viviendas (incluso utilizando la figura del delito “Maquinación para alterar el precio de las cosas”), la crisis hubiera sido menos profunda, más prolongada y no habría afectado tanto al ciudadano medio.
La facilidad de crédito a largo plazo (endeudarse durante 35-40 años), lo único que ha facilitado es que los intermediarios financieros, los que especulan con el precio de la vivienda, obtengan beneficios insospechados, pero el usuario final paga más por un producto que sin estos créditos sería más barato. De hecho construir una vivienda media (unos 100 m2) no cuesta más de 60.000-80.000 euros a los que habría que añadir el valor del suelo. El precio de una vivienda de estas características no debería ser mayor de 100.000-120.000 euros. ¿Cuánto cuesta una vivienda de 100 m2 en nuestras ciudades?. Más del doble. Ese es el beneficio de la especulación. El que no ha sido capaz de atajar el actual Gobierno “socialista”.

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